viernes, 15 de noviembre de 2019

Este modesto articulo lo escribí a finales del 2015, en puertas de las elecciones del 2016 resulto un poco premonitorio lo comparto ahora alejándome un poco del tema de las neurociencias y la psicología, o quizá no tanto ya que un pueblo sano mentalmente jamas votaría por aquellos que hoy están presos o perseguidos, se los dejo a fin de que se formulen sus propias conclusiones.


Ser responsables

Parece sorprendente como en el panorama político de nuestro país, el pueblo principal protagonista de estos sucesos no tenga una visión clara de lo que realmente esta en juego en estas elecciones y en algunos casos existe una total indiferencia en relación a este tema, sin considerar las repercusiones que una mala decisión ocasionaría en el futuro de nuestro país.
En este momento existen muchos candidatos inscritos y otros mas por inscribirse, la mayoría de ellos sin ninguna noción clara de lo que van a hacer, en el caso de que llegaran a la presidencia, muchos de ellos sin mayor posibilidad de alcanzar una eventual segunda vuelta y otros mucho menos de lograr pasar del 5 % de las votaciones; la mayoría de ellos tienen conocimiento claro de este hecho; sin embargo, son movidos a continuar en la contienda electoral por los “mecenas” que auspician sus campañas y que están tras bambalinas invirtiendo, en una eventual curul del congreso, así como los partidos mas conocidos los cuales cuentan con muchos “dinosaurios de la política peruana”, que cambian de postura política como si de ropa se tratara, pasando de la extrema izquierda a la extrema derecha y viceversa todo por “el sagrado deber de servir a la patria “(Querido lector, permítame hacer una pausa para reírme), mucha de esta gente o gentuza no tiene ninguna intención de servicio; por el contrario, están en busca de una manera fácil de tener dinero y poder, una muy buena combinación para quien prefiere la plata fácil al trabajo y sobre todo para algunos que ya probaron la mamadera y no tiene intención de dejarla como es el caso de los actuales congresistas quienes a pesar de las criticas, sin sangre en la cara se muestran ofuscados y ofendidos ante los que cuestionan sus posibles reelecciones, algunos hasta han llegado a sugerir “el daño que causaría al país el privarlos de su experiencia y de la continuidad de su trabajo” (otra pausa para reírme) quizá es que no se ha creado una adecuada legislación al respecto de las elecciones justamente por que se pone al gato de despensero y no hay quien quiera privarse del “honor” de volver a servir a nuestro país por otro lado hay algunos candidatos relativamente nuevos en política y con un inesperado despunte que ya están pregonando el no a la reelección. esto seria propicio y loable si es que ya hubieran gobernado, no será acaso de que de una forma soslayada le quieren abrir camino a sus amigos y compadres que también son nuevos en política, si tenemos la mala suerte de que lleguen al gobierno cerca de los cinco años del nefasto gobierno que harían, tras gallos y medianoche se derogaría la famosa ley de reelección con el también famoso pretexto de seguir sirviendo al país como en su momento lo hizo un ex presidente hoy convicto, la verdad de todo esto es que no existe una intención real de gobernar el país si no que el gobierno, se ha convertido en un bien muy preciado para quienes ya disfrutaron de sus mieles y para aquellos que solo habían soñado en oscuros sueños de opio en llegar a gobernar y que ahora por falta de seriedad y responsabilidad de mucha gente, hoy esos sueños se están haciendo realidad, por eso desde aquí solo queda decirle que antes de elegir a un candidato se informe e investigue acerca de la vida y la honestidad de ese candidato, y si no quiere hacerlo mejor vicie su voto, sea consciente de que el sueño o la pesadilla duraran los próximos 5 años si es que alguna revolución no termina de una vez con la frágil democracia de nuestro sufrido Perú.



Carlos Daniel De Luise Saurré

viernes, 8 de noviembre de 2019

jueves, 7 de noviembre de 2019

Este articulo me fue enviado por mi amiga y colega Ps. Laura Perez Velazco me parecio muy interesante y lo comparto con el permiso del autor.


*La complejidad del síndrome de hubris*

Por Elmer Huerta

El reciente suicidio del ex presidente Alan García ha sido analizado desde múltiples ángulos, incluido el de la salud mental. En ese sentido, se han mencionado los llamados factores predisponentes del suicidio, que incluyen la depresión y la aparente –pero no comprobada– historia de trastorno bipolar del ex mandatario. Pero otra manera de interpretar lo ocurrido tiene que ver con el hubris, una condición descrita por el médico y político británico Lord David Owen en su libro “In Sickness and in Power”, y con el síndrome o complejo hubris-némesis descrito por el sociólogo norteamericano David Ronfeldt del Rand Corporation en 1996.

*—Hubris y némesis—*

La cosmología filosófica griega consideraba que debía existir un equilibrio divino entre dios, hombre y naturaleza. Ocasionalmente, el ser humano –en su pretensión de ser como un dios– intentaba romper ese equilibrio, desafiando a las otras dos. Esa pretensión, esa arrogancia, fue llamada hubris o hibris. Famosos ejemplos fueron el de Ícaro, que desafiando al Sol quiso llegar a él volando con alas de cera, y el de Jerjes, rey de Persia, quien azotó al mar por haberle destruido su flotilla de barcos.

En esa concepción, los griegos creían que la diosa Némesis era quien castigaba a los arrogantes que caían en el hubris y atropellaban los preceptos éticos que los griegos valoraban más: el ‘aidos’ (humilde reverencia por la ley) y el ‘sophrosyne’ (autocontrol y sentido de los límites apropiados). Ícaro y Jerjes fueron castigados por Némesis.

*—Hubris de gobernantes—*

En la literatura griega, el hubris aflige a gobernantes y conquistadores que –aunque dotados de grandes habilidades de liderazgo– abusan de su poder y autoridad, desafiando el equilibrio divino para satisfacer su vanidad y ambición. El hubris hacía que esos poderosos asumieran que estaban por encima de las leyes ordinarias.

En ese sentido, el Dr. Owen postula que, al llegar al poder, particularmente un poder asociado a un éxito abrumador y mantenido durante muchos años y con mínimas restricciones, los gobernantes modernos desarrollan un claro síndrome de hubris o enfermedad del poder. De acuerdo con la Fundación Dédalo, sus víctimas presentan cuatro de las siguientes características:

a. Buscan autoglorificación; 
b. Actúan para el favorecimiento personal; 
c. Son excesivamente conscientes de su propia imagen; 
d. Muestran tendencias mesiánicas; creen que “ellos son la organización”; 
e. Crean la argolla del “nosotros”; 
f. Tienen una confianza excesiva en sus propios juicios y desprecian las opiniones de los demás; 
g. Muestran una autoestima exagerada (egos colosales); 
h. Sienten que son tan grandes que solo la historia los juzgará; 
i. creen firmemente que el futuro los vindicará; se aíslan; 
j. Son inquietos, imprudentes e impulsivos; proponen proyectos descabellados; y, 
k. por tener una excesiva confianza en sí mismos, no cuidan los detalles y dejan pruebas de sus delitos.

Esos comportamientos egoístas, narcisistas y arrogantes, que los terapeutas consideran signos de hubris, son percibidos como atributos positivos por los seguidores del líder afectado.

En un interesante documento, redactado para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1996, y destinado a alertar a los oficiales de inteligencia norteamericana sobre las personalidades de gobernantes enemigos, el Dr. David Ronfeldt del Rand Corporation avanzó el concepto del síndrome o complejo hubris-némesis.

Si bien es cierto que el hubris y némesis se presentan secuencialmente en la persona afectada (primero el hubris o pecado y luego la némesis o castigo), en algunos gobernantes se pueden presentar ambos fenómenos al mismo tiempo. Eso, según Ronfeldt, tiene consecuencias muy peligrosas para el bienestar y la integridad de gobernantes y gobernados. Cita como ejemplos a Adolfo Hitler, Saddam Hussein, Mohamar Khadafi, Fidel Castro, Ayatollah Khomeini y Slobodan Milosevic. En esa lista podrían agregarse sin duda a Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

En ese complejo, el gobernante –víctima del hubris– se siente amenazado por fuerzas adversarias que, según él, tratan de destruir su obra y su persona. Como respuesta, maquinan acciones encaminadas a causar la némesis en esos enemigos. En esa dinámica, el afectado tiene ambas condiciones, hubris y némesis al mismo tiempo. A pesar de sentirse todopoderoso, se siente al mismo tiempo frágil y amenazado por el hubris de sus adversarios, a quienes busca llevarles la némesis.

El Dr. Ronfeldt describe como ese feroz conflicto interno puede terminar en un acto de autosacrificio del afectado. El afectado, dice Ronfeldt, “está convencido de que debe superar terribles amenazas y obstáculos para mantener su poder absoluto, y pide a sus seguidores que se sacrifiquen y luchen con él para lograr sus objetivos”. En esas condiciones, la retórica del afectado se nutre de amenaza y confrontación, desafiando con rabia y venganza a sus enemigos, diciéndoles que, a mayor fuerza de sus ataques, mayor su fortaleza.

En ciertas circunstancias (por ejemplo, el percibir una amenaza extrema), el afectado atacará al enemigo, sin importar que, en el intento, se destruyan él y su entorno, buscando crear mártires para su movimiento. El afectado de hubris-némesis, según el Dr. Ronfeldt, prefiere la muerte antes de rendirse o humillarse, porque ello le garantiza martirio y gloria histórica.

*—Corolario—*

Sin duda que la carta dejada por Alan García contiene elementos de hubris y némesis. “Ya cumplí la misión que me impuse”, “la historia tiene más valor que cualquier riqueza material”, “no tengo que aceptar vejámenes ni sufrir injusticias y circos”, “nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años”, “rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad” son algunos ejemplos.

Finalmente, como predijo el Dr. Ronfeldt, ante la amenaza extrema de un arresto, y para evitar rendirse o humillarse, García destruyó su persona y su entorno, buscando un muy discutible martirio y gloria histórica.